Steve Jobs

No soy fan de idolatrar a las personas ni a las empresas. Me gusta pensar que soy objetivo y que a pesar de ser usuario de un producto puedo cambiar si me encuentro con otro más conveniente.

Con Steve Jobs no fue diferente, a pesar de que siempre lo consideré un sobresaliente, nunca fue un héroe personal. Yo solía admirar sólo a los sobresalientes técnicamente, los que ven código como Neo en Matrix.

Antes era todo un defensor del software libre, pensaba que no había lugar en el mundo para el software propietario, no entendía como todo el mundo simplemente no dejaba de usar sus sistemas operativos cerrados que seguramente eran enviados por el demonio. "Oh, no pueden ser más tontos y ciegos", decía yo.

Y aún soy su defensor, está claro que la web no sería la misma sin el software libre. Pero ahora aprecio el software no solo por mis ideales políticos.

Lo que hizo Jobs fue hacerme apreciar el diseño y la usabilidad de los productos. Descubrí que lo que más me gusta, es el arte de hacer que el software complicado sea simple de usar.

Lo que no me esperaba es que realmente sintiera pena cuando falleciera. Jobs ya era un grande por el simple hecho de lo que había hecho por el mundo de las PC, al igual que Gates y cualquiera de su generación. Pero los últimos diez años hicieron su mito mucho más grande. Un producto tras otro que creaban un mercado nuevo y sacaban de su miseria a tecnologías antes ignoradas.

Supongo que es lo mismo que sintiera un futbolista si se muere Messi, un físico si se hubiese ido temprano Einstein, un músico si se hubiese ido temprano Waters. Te consideres o no fan, nadie puede negar el impacto que tuvo este señor.

Es una pena que se haya ido en su mejor momento.